lunes, 2 de marzo de 2009

NO MÁS CAMINOS

Amanece. Uno de esos días frios de invierno. El sol se cuela por la ventana. Observa la luz de la mañana. Algún almendro que ya huele a primavera. Las mismas caras. Sonrísas amables. Minutos de espera. El desayuno de media mañana. Más trabajo. El reloj. El teléfono. Es ella. Una comida. La tarde. Anochece, y él cierra los ojos sin saber que será la última vez. Que no habrá más amaneceres. Ni más reflejos en el espejo. No más desayunos. Ni más febreros. No más trabajo. No más caminos repletos de jaras y amapolas.

Y ahora es ella quien tiene que aprender a vivir de nuevo. A reconstruir su sonrísa. A intentar encontrarse el alma. Y es tan difícil...que aún pasará mucho tiempo y seguirá sin entender por qué así, sin avisar. Por qué a él. Por qué a ella.

PD. A Javier, que decidió irse en una noche de luna de sonrísa blanca.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Qué duro. Y qué verdad. Qué verdad por ser tan duro. O qué duro por ser tan verdad.

Besos. Y gracias por ser así. Tan de verdad. Y tan dulce.

Ángel Fondo dijo...

No puedo evitar imaginar esa noche de sonrisa blanca, y aunque la pena todo lo inunda en momentos tan duros, algo muy especial fluye de tus palabras dejando esa preciosa flor poética, como un bellísimo homenaje de cariño, como un profundo y delicado abrazo de despedida.
Nunca hay voz suficiente ni capaz de expresar los sentimientos en estos momentos, lo sé.

Yo también me encuentro como en mi casa, aquí en la tuya.

Mil besos.