
El mar, que le llama. Y el sol, que acaricia su espalda. Cuarenta. Cuarenta y uno. Cuarenta y dos. Tiene que concentrase para no perder la cuenta y tener que desandar lo andado. No le gusta mirar hacia atrás. Ni volver a caminar sobre sus pasos.
Cuarenta y tres. Cuarenta y cuatro. No sabría decir cual es la más hermosa. Si aquella con forma de abanico o la negra y rota. A él todas le parecen especiales. Y aunque alguna brilla más que otra, a lo lejos sólo se ve el caminito que van dejando al borde de la orilla.
Cuarenta y cinco. Cuarenta y seis. El firmamento a sus pies. Y cientos de galaxias por descubrir. Cuarenta y siete. Cuarenta y ocho. Cuarenta y nueve.
2 comentarios:
¡¡Cuánto tiempo sin actualizar!! Echaba en falta estas palabras tuyas tan sinceras, tan llenas de magia, tan dulces, tan... tan tuyas.
Besazos.
gracias guapetona...últimamento no tengo tiempo de nada...ya sabes...hay una personita que me consume...aaaaaaah..jaja. Besos!!
Publicar un comentario