No hace falta ser un lunático para enamorarse de la luna. Basta echarle un ojo para caer en sus redes. Sea donde sea. En el mar, en la montaña o en una ciudad de cemento. Al final, la acabas persiguiendo. Y si no, sale a buscarte. Asomaros, asomaros a la ventana y la vereis, gorda, oronda, misteriosa... La luna de los vientos. La primera luna llena de la primavera, que llega a nuestra retina como las primeras flores, sacudiendonos por dentro.
Qué tendrá la luna que nos hechiza...y nos vuelve frágiles. Y nos fulmina...Un buen amigo mio me recuerda siempre en mis lunas de sonrisa de gato. Yo le recuerdo en cada luna llena, a él y sus sabios consejos. "Si un amor te hace daño...arráncalo". Luego,claro, no es tan fácil. Me quedo con una de sus frases..."te sueño mucho"...Hoy, a soñar, con quien os de la gana, pero a soñar,que es muy sano, con alguien a quien recordeis cada vez que os devuelve un guiño la luna llena.
1 comentario:
Durante un tiempo no podía ni mirar a la luna porque me recordaba una historia imposible... Ahora ya la veo tan hermosa como siempre.
Muy buenas fotos, por cierto...
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